¡Era un lobo! Ellos se quedaron patidifusos, pero Pablo se dio cuenta y le pegó una patada, entonces dijo:
-¡Corred!
-Sí.
-Meteos en esa cabaña.
-Pero la tirará al suelo.
-¿Cómo?
-Soplando.
-¡Qué va, meteos!
-Vale.
Cuando se metieron, el lobo se fue, pero siguió al acecho. Ellos durmieron allí y por la mañana Pablo abrió un poco la puerta y miró por si estaba el lobo, entonces el animal empezó a correr hacia él.
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